85° Edición del Festival de Cine de Venecia: Política Presente y Ovaciones Históricas.

Durante la 82ª edición del Festival de Cine de Venecia el balance preliminar deja una certeza: el festival se inclinó hacia el mundo real. Entre guerras, inteligencia artificial y miedo nuclear, la temática presente afinó su oído a lo urgente sin perder el pulso del espectáculo. “El cine llega donde la noticia no puede”, decía el propio organismo en su presentación, y este año la frase sonó menos eslogan y más brújula.

El Festival concluyó dejando un panorama cinematográfico marcado por una fuerte dualidad, enfrentando las obras crepusculares de directores consolidados con el cine urgente y político de nuevas voces que capturaron la atención de la crítica y el jurado. La selección oficial reflejó un estado de la industria en transición, donde la majestuosidad visual compitió con narrativas crudas y directas que abordan las crisis contemporáneas.

La Grazia. Dir Paolo Sorrentino. 2025

La 82ª Mostra abrió con La grazia de Paolo Sorrentino y cerrará con Dog 51 (Chien 51) de Cédric Jimenez. El jurado de la Competencia estuvo presidido por Alexander Payne, acompañado por Stéphane Brizé, Maura Delpero, Cristian Mungiu, Mohammad Rasoulof, Fernanda Torres y Zhao Tao. En Orizzonti estuvieron presentes Julia Ducournau y el premio a ópera prima lo encabezó Charlotte Wells

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The Voice of Hind Rajab. Dir Kaouther Ben Hania. 2025

EL LEÓN DE ORO PARA EL CINE DE TESTIMONIO Y OTRAS CINTAS DESTACADAS

El máximo galardón del festival, el León de Oro, fue otorgado a The Voice of Hind Rajab de la directora tunecina Kaouther Ben Hania. La película, una impactante mezcla de documental y ficción, reconstruye la última llamada telefónica de una niña palestina de cinco años atrapada en un vehículo bajo fuego en Gaza. Su proyección generó una ovación de más de 20 minutos y fue descrita por la crítica como una “experiencia cinematográfica necesaria e insoportable”. La obra no solo se posicionó como un evento cinematográfico, sino también político, abriendo un intenso debate en el Lido. Se anticipa que será una fuerte contendiente en la carrera por el Oscar a Mejor Película Internacional.

Entre los maestros que regresaron a Venecia, destacó Guillermo del Toro con su esperada adaptación de Frankenstein. Protagonizada por Oscar Isaac como el doctor y Jacob Elordi como la criatura, la película fue elogiada unánimemente por su apabullante diseño de producción y su atmósfera gótica. El elenco recibió una ovación de 15 minutos tras su proyección.

Emma Stone en Bugonia. Dir. Yorgos Lanthimos. 2025

Por su parte, el director italiano Paolo Sorrentino presentó La Grazia, un drama visualmente exuberante sobre la decadencia de una familia aristocrática en Nápoles, mientras que Yorgos Lanthimos compitió con Bugonia, una fábula protagonizada por Emma Stone y Jesse Plemons sobre dos jóvenes que secuestran a la CEO de una gran compañía convencidos de que es una alienígena. Ambas fueron recibidas con aprecio por su estilo autoral distintivo, aunque no generaron el consenso de la película ganadora.

PREMIOS DE ACTUACIÓN PARA ROLES DE GRAN INTENSIDAD

Los galardones de interpretación, las Copas Volpi, reconocieron trabajos de gran peso dramático y emocional.

  • Copa Volpi a Mejor Actriz: El premio fue para la joven actriz Saja Kilani por su trabajo predominantemente vocal en The Voice of Hind Rajab. El jurado destacó su capacidad para transmitir un terror y una angustia devastadores, convirtiéndose en el corazón emocional de la película ganadora del León de Oro.

  • Copa Volpi a Mejor Actor: El reconocimiento fue para Idris Elba por su imponente interpretación en A House of Dynamite. En este thriller político dirigido por Kathryn Bigelow, Elba interpreta a un presidente de los Estados Unidos que debe evitar una guerra nuclear. La crítica alabó su habilidad para proyectar la inmensa presión y la complejidad moral del cargo en una actuación contenida pero de enorme fuerza.

Una de las interpretaciones más comentadas, aunque no premiada, fue la de Adam Driver en Father Mother Sister Brother, del director Jim Jarmusch. La película, un relato episódico sobre las complejidades de los lazos familiares, fue recibida de forma mixta. No obstante, el trabajo de Driver como un hijo que cuida a su padre enfermo fue calificado de “magistral” y “profundamente conmovedor”, siendo el pilar que sostuvo la película.

Werner Herzog recibiendo León de Oro por su trayectoria en Festival de Cine de Venecia 2025

HOMENAJES, SELLOS Y “PUENTE” INDUSTRIAL

En los tributos, doble León de Oro a la trayectoria: Werner Herzog lo recibió en la noche de apertura; días después, Kim Novak subió al escenario en una ceremonia tan emotiva como histórica (con Guillermo del Toro oficiando laudatio). Dos iconos, dos acentos distintos de lo que significa persistir en cine.

Hubo también focos para la industria: Julian Schnabel recibió el Cartier Glory to the Filmmaker y Gus Van Sant el Campari Passion for Film; movimientos que apuntan a la Mostra como espacio de celebración y trabajo a la vez. En esa misma línea, el Venice Production Bridge informó crecimiento: 3.385 delegados industriales (+8% vs. 2024), 1.451 reuniones uno-a-uno en el Gap-Financing Market y un Book Adaptation con más de 650 encuentros. Traducción simple: no solo hubo cine; hubo negocio.

El festival también sirvió como plataforma para películas que exploraron la fractura social y la sátira. No Other Choice, del surcoreano Park Chan-wook, fue aplaudida como una ácida comedia negra sobre el capitalismo tardío. Por otro lado, la muy anticipada The Smashing Machine, dirigida por Benny Safdie y protagonizada por Dwayne Johnson y Emily Blunt, narra la vida del luchador de MMA Mark Kerr. La cinta generó debate por su ambición de abordar múltiples temas como la adicción, la fama y la masculinidad tóxica, lo que para algunos críticos resultó en una narrativa sobrecargada que perdía el foco.

Más allá de títulos, la señal que deja esta edición es temática: Venecia miró la geopolítica a los ojos. La voz de Hind Rajab puso Gaza en el centro; A House of Dynamite encendió el miedo atómico; No Other Choice interrogó el trabajo y la identidad en clave de comedia negra; Frankenstein devolvió preguntas éticas sobre tecnología. La Mostra bajó un poco el glamour para subir el voltaje moral. Y lo hizo sin olvidar que esto sigue siendo cine grande.

La edición 82 del Festival de Venecia se caracterizó por una selección valiente que no temió a la controversia ni a la complejidad. Fue un evento que premió el cine como herramienta de denuncia social, al tiempo que celebró la artesanía de los grandes autores, dejando claro que el séptimo arte continúa siendo un campo de batalla de ideas y emociones.

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